Estoy sentado viendo pasar a Octubre, estamos casi en sus finales. A Octubre se le ve pasar sentado porque es muy lento para caminar. Así es como hay que ser. Hay que imitar el lento transitar de Octubre. Así lo hago. Atravieso la ciudad en un lento andar porque sé disfrutar del camino y observar todo a mi alrededor. Llevo un nuevo libro bajo el brazo, acabo de salir de la librería y es cuando me asaltan esas sensaciones que el viejo Octubre siempre trae. Octubre es el mes del silencio, de la melancolía -en esto compite con el hermano Noviembre-, de la soledad, en la mayoría de los casos.
Estaba en la ciudad de los malditos, o así llamo yo a mi natal ciudad -que, curiosamente, esta vez no le veía nada de maldita, sino de melancolía-. Parecía que un velo invisible la cubriera, haciéndola ver más sombría y triste de lo que ya me parecía.
Me encontraba en el parque, sentado bajo una banca y observando las hojas de los árboles meciéndose con el viento. Algunas hojas se soltaban y se mecían en el frío -melancólico- viento de Octubre. Tenía los auriculares puestos y me dejaba llevar por el ritmo del blues. Lay down wassy, de Heymoonshaker.
Me había recargado contra la banca y cerré los ojos con desgano, sintiendo el viento en mi rostro y respirando aquel aire viciado, aire cargado de tristezas, de rompimientos. Aire cargado de abandono.
—Desea un pésimo día a Octubre —dije—, pero Octubre sabe que es parte del camino, que no hay de que preocuparse porque todo estará bien. Sabe que un mal augurio no le pueden dar, después de disfrutar el camino y hacernos esperar, llega Octubre con sus lluvias, que fueron causadas por el canto de algún jilguero. —Susurré alzando la vista al firmamento bajo una ligera llovizna, acompañada de una lluvia de frescas hojas otoñales—. Finalmente llega Noviembre con la promesa silenciosa de una proóxima temporada navideña, y la espera vuelve a empezar. Ahora tenemos que sentarnos una vez más a esperar el regreso de Octubre, para consolarlo después de que el jilguero se ha guardado una vez más los cantos para él.
—Alguien en algún lugar.
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