miércoles, 6 de junio de 2012

Don't let me go.


—Don't ever let me go. —Ella susurró en su oído, mordiendo y succionando el lóbulo derecho de su oreja, atrapándolo entre sus dientes.

—Desde luego que no. — Él replicó, apenas extendiendo sus comisuras en una débil sonrisa. Sus manos ocupadas deshaciendo el brassier. —¿Por qué dejaría ir lo más importante que ha entrado a mi vida?

Y es que, si lo piensan, era estúpido. ¿Quién le cerraría las puertas al brillo que ha entrado iluminando sus vidas?

- Alguien en algún lugar.




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