martes, 28 de febrero de 2012

Alusión al Capítulo 7 de Rayuela

Deseo jugar al cíclope contigo.


Mírame, de cerca mírame, cada vez más de cerca y entonces podremos jugar al cíclope. Nos miraremos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandarán, se acercarán entre sí, se superpondrán y los cíclopes se mirarán, respirando confundidos, las bocas se encontrarán y lucharán tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.


Así que juega, juega al cíclope conmigo.


- Alguien en algún lugar.






Tu risa


Quítame el pan, si quieres, quítame el aire, pero no me quites tu risa.
No me quites la rosa, la lanza que desgranas, el agua que de pronto estalla en tu alegría,
la repentina ola de plata que te nace. Mi lucha es dura y vuelvo con los ojos cansados a veces de haber visto la tierra que no cambia, pero al entrar tu risa sube al cielo buscándome y abre para mi todas las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora más oscura desgranata risa, y si de pronto ves que mi sangre mancha las piedras de la calle, ríe, porque tu risa será para mis manos como una espada fresca. Junto al mar en otoño, tu risa debe alzar su cascada de espuma, y en primavera, amor, quiero tu risa como la flor que yo esperaba, la flor azul, la rosa de mi patria sonora.

Ríete de la noche, del día, de la luna, ríete de las calles torcidas de la isla, ríete de este torpe muchacho que te quiere, pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van, cuando vuelven mis pasos, niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero tu risa nunca porque me moriría.

- Pablo Neruda.



martes, 21 de febrero de 2012

Soy

Soy eterno. Soy la nada y soy el todo. Soy indispensable, único e inmutable. Soy perfecto. ¿Quién soy? ¿Qué soy? Pues soy, y nada más.

Soy. Soy una idea, soy una duda, soy una verdad. ¡Cuidado, hombre! Porque soy una mentira, una ilusión, una hipocresía. Ah, pero soy una mentira bella y una cruel verdad.

¿Quién soy?
¿Qué soy?

Si te dijera que soy tu salvador, te mentiría; si te dijera que soy tu destructor, te mentiría también. ¡Ve pues, que situación más complicada y estúpida!  Pero no temas, pues ambos soy, porque yo soy.

Soy, y nada más. Tú no puedes juzgarme, no puedes conocerme, no puedes entender la idea porque nadie puede, ni debe. Figúrate, hombre, que la Verdad Absoluta de mi persona es algo que escapa a tu entendimiento; las palabras son cúbicas, vanas y vacías, tu pobre lenguaje no alcanza para explicar lo extraordinario en su totalidad.

¡Oh, hombre! ¿Aún te atreves a conocerme? Conocerme significa ceguera, adentrarse en mí significa locura, temerme significa sabiduría; no oponerse a mí significa salvación.
Quita esa expresión, querido lector, una ve más has tratado de etiquetarme por tu animadversión, ¿no es cierto? El hombre estúpido odia y teme lo que no comprende, el hombre sabio respeta y teme lo que no debe comprender.
¿Aún quieres entenderme?

¡Soy!
Soy, y existo. Soy, y entiendo. Soy, y escapo a tu entendimiento.

Imagina, colega terrestre, que soy como el agua. Tomo la forma del recipiente que me contiene, suave como la seda, traigo vida y paz; pero soy vengativo y puedo golpear, puedo dar salvación o arrasar vidas con mi furia.

Imagina mejor que cada persona es una llama, una flama de color y crepitar propios, ¡azul, magenta, gris, amarillo, verde, morado, rosa, café y rojo! Todo un desfile de colores distintos y únicos.
Yo soy una llama blanca sin crepitar, me acerco al azul y soy azul con su mismo crepitar. Me acerco al verde y soy verde, me acerco al morado y soy morado, ¿me entiendes? Pero no, no soy blanco, soy negro. Negro y blanco, ambos soy, pues yo soy.

Y aquí me tienes, dándote ideas vanas en tu pobre lenguaje que no logran explicar la idea en sí, pero te dan una ligera pista de ello. ¡Pero, hombre, tú no has de saber! Apréndelo todo y luego olvídalo todo.

Aquí estoy, buscando la forma de darte la idea absoluta y primigenia. Me es imposible hacerlo, es imposible meterla en la pequeñez de tu oreja sin destrozártela y sin dañarte el cerebro también. ¿Te preguntas por qué? Porque eres limitado, hombre, ¿cómo puedo explicarte mi naturaleza misma, cuando escapa a tu entendimiento, a tus leyes, pensamientos e ideologías?  Tú no puedes saberlo, tú sólo ves dos ideas pero eres incapaz de ver la tercera, ¿cómo puedo enseñarte esto si incluso en tu vida es lo mismo? Ves Vida y ves Muerte, pero no ves esa tercera idea, que está ahí, siempre presente, y no puedo explicártela porque tu lenguaje no da para más, pero descuida, la conocerás cuando traspases la puerta del a Muerte.

Soy, hombre.

Ámame.
Odiáme.
Vénerame.
Témeme.
Réspetame.
Olvídame.

Soy.
Soy y no soy.
Soy una paradoja, y no la soy.
Soy todo esto y al mismo tiempo soy nada.

Simplemente... Soy.

- Alguien en algún lugar.






domingo, 19 de febrero de 2012

No es que muera de amor, muero de ti.


No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma, de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos, de nosotros, de ese, desgarrado, partido, me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo, en mi cama en que faltas, en la calle donde mi brazo va vacío, en el cine y los parques, los tranvías, los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza y mi mano tu mano y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire para que estés fuera de mí, y en el lugar en que el aire se acaba cuando te echo mi piel encima y nos conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosa, penetrada, y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos entre los dos, ahora, separados, del uno al otro, diariamente, cayéndonos en múltiples estatuas, en gestos que no vemos, en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre que no muerdo ni beso, en tus muslos dulcísimos y vivos, en tu carne sin fin, muero de máscaras, de triángulos oscuros e incesantes. Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo, de nuestra muerte ,amor, muero, morimos. En el pozo de amor a todas horas, inconsolable, a gritos, dentro de mi, quiero decir, te llamo, te llaman los que nacen, los que vienen de atrás, de ti, los que a ti llegan. Nos morimos, amor, y nada hacemos sino morirnos más, hora tras hora, y escribirnos y hablarnos y morirnos.

- Jaime Sabines.





La flor del arroz


El viento me habla, susurra tu nombre en mis oídos como si buscara romperme los tímpanos. Los días se vuelven más largos y las noches más cortas, en los días de mi invierno invertido.

Cae el atardecer con sus tonos naranjas, amarillos y agridulces, los cuales son opacos a mis ojos, un día gris a mis ojos, y mientras sus luces mueren las sombras parecen mofarse de mi desdicha; y tengo miedo. Tengo miedo. La tarde y su desfile de colores muere cuando las sombras se extienden, el cielo se abre dando paso a la oscuridad, como la boca de un lobo. La noche se expande por el cielo encapotado, y parece tramar algo contra ti y el alba, dejando al amanecer sólo como un feto de la imaginación.

Ahora la luna es mi fiel y única compañera, aquella que me escucha, ilumina y acompaña en mis solitarias noches, la que nunca me ha abandonado.

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche", decía Neruda. No puedo estar más de acuerdo con Neruda, ni yo ni el Absolut que tintinea entre mis dedos. No quiero saber nada, ni del aire que respiramos, ni de los besos que intercambiamos, ni del néctar que bebemos, y de sentirte mejor no hablemos.

"No es que muera de amor, muero de ti", decía Sabines. ¿Muero de amor o muero de ti? ¿Muero por mí o muero por ambos?

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos", decía Cortázar. Sí, Cortázar, sí, porque tú lo sabes todo, ¿no? Pero mi caso es diferente: "andabas sin buscarme, sabiendo que andaba yo para encontrarte".

Aquí me tienes, sentado en la madrugada, recitando versos de Neruda, Sabines y Cortázar, en las madrugadas donde las sombras y el frío me toman en sus brazos, y me llevan a un lugar donde el silencio reina, donde tu cuerpo y recuerdo yacen inertes bajo el blanco y gélido montículo de nadie: El lugar donde los ángeles muertos yacen.

Y nada de esto tiene sentido, la lógica ya no baila en este escrito, ¿alguna vez lo hizo? Las palabras sobran, son vanas, vacías y sin sentido, se desvanecen y mueren en el aire; me vacío poco a poco de este melancólico sentimiento, mi garganta se tensa y mis labios se entreabren para dejar escapar un grito sordo, sin voz, un coro mudo, de haches, un coro silencioso.

Y si te beso, muero por ti, y si no te beso, muero de amor, el resultado es el mismo. Así que bésame, bésame con tus gélidos labios y vuélveme loco, y haz de ese un momento hermoso.

- Alguien en algún lugar.




viernes, 17 de febrero de 2012

Rayuela



Capítulo 7.


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.


Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.


Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.


- Julio Cortázar.









Where dead angels lies


Take my hand, hold it tight, I'll take you to a special place:
Where dead angels lies.

The angels are dancing at the light of the moon,
dancing on a hypnotic dance
as the shadows extended around the place.

The angels were surrounded by an aura of light,
their wings extended in the air of the midnight,
they tasted the blood of the meek and whispered:
"Oh, moon, your beauty is vain, your beauty obsesses me".
In the shadows, I was watching, expectant at their moves.

A cold breeze blew their feathers away,
an angel fell, his face with an image of sorrow and pain,
his skin so cold and pale, as he freeze himself to death.

Take my hand, hold it tight, I'll take you to a special place:
Where dead angels lie.

The angel surrounded his dead friend,
Death took him on his arms,
one by one they fell,
their skin turning cold and pale,
their feathers freezing in the floor.

The air of the night was full of screams,
their breath stopped as the time passed,
their hearts frozed to ice
and the angels lied on the floor as they were being covered by white.

Nine mounds of snow lied on the floor,
as the last beat frozed to ice
and silence welcomed the eternal night.

Take my hand, hold it tight, I'll take you to a special place:
Where dead angels lie.

- Somebody Somewhere / Alguien en algún lugar.




Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos


¿Qué es poesía?


miércoles, 15 de febrero de 2012

Detrás de un cigarrillo


Detrás de un cigarrillo, se esconden tantas historias.
Canciones, sentimientos, hasta el recuerdo de tu mente confusa.

Tranquilamente me encuentro caminando
Bajo una inmensa lluvia o un ardiente sol
No importa el momento, un cigarrillo siempre me acompaña
Me ayuda a por 5 minutos a parar ese tráfico de ideas.

Es imposible olvidarte, aun viendo como el humo se va por el viento
Los espirales de humo me hacen pensar en la manera en que tu cintura se movería
Mientras caminas hacia mí y me abrazas
Ese momento se esfuma como el cigarrillo con el aire, ese anhelado momento que nunca existió.

El humo se adentra en mis pulmones
tan fácil como tu amor a mi corazón entró
Quisiera que ese amor saliera
tan fácil como tan solo exhalar y el humo afuera echar.

Para algunos, el cigarrillo aniquila por 5 minutos los nervios y ansiedad
Para mí es un blindaje al corazón
Que protege del recuerdo de tu amor.

- Alejandro "Sullivan"





Por eso fumo



Mi adicción al cigarro surge como respuesta a mi adicción a ti y a tus idas. Siempre te vas, por eso siempre fumo. El humo me remite a cierta temporalidad, a cierto pasado borroso, asfixiante, impreciso. No le digo lo que pienso porque es como si estuviera en un acantilado tan alto que es imposible ver lo que hay en el fondo. Abrir mi cabeza para explicarle lo que siento es como tirarse de ese acantilado, tirarse a ese abismo a ese vacío esperando que el fondo esté tapizado de colchones. Puede suceder pero no es lo más probable.

Por eso decido irme. Ya no tengo nada qué hacer aquí, sólo vivir de tus recuerdos, alimentarme con ellos, romper el juego laberíntico que has tejido en mi cabeza para descubrir que es un camino muerto. Todos los pasillos llevan al minotauro y no tengo ni un hilo de Ariadne. El destino vuelve a mostrarse irremisible, con un dejo de ironía te vuelves a ir, me vuelves a dejar, solo, despierto en las noches sin poderte siquiera soñar. Emborrachado de tu sabor, de tus besos, de tus ideas. Con resacas infinitas de tenerte.

Por eso fumo. Para cuando me encuentre despidiéndote por vigésima ocasión no me quede con la cara de imbécil, destrozando mi garganta para que no solloce enfrente de esos mirones anónimos. Fumo para que el dolor se escape en el humo que saquen mis pulmones después de cada bocanada, para que las lágrimas se oculten en ese manto impenetrable de nostalgia y tras ese olor a nicotina barata.

- Hiram Alejandro Elizondo Ríos.






Huele a amanecer



Huele a jazmín, huele a ti, huele a tu sonrisa, tu ternura, tu piel, aún huele a amanecer,y me pregunto, ¿qué haría yo sin ti?, sería sólo un minuto en el tiempo, sería nada a comparación de todo.

Tú eres las velas de este velero, alza las velas para el viento sentir amor, pues las brisas son caricias que te dedico, son el aroma de la libertad, de nuestra libertad.

Esta noche tengo un juego de damas inglesas con la luna, ella apostó las estrellas, y yo aposté nuestro tiempo, tengo seguro que ganaré, ganaré para ti las estrellas y el tiempo se me será doblado, si teníamos 100 ahora tendremos 200, y lo hago sólo por ti, por ver una mañana más tu sonrisa, esa sonrisa que huele a amanecer.


- Yafté Gómez.


miércoles, 8 de febrero de 2012

Versos sabor a coco


Escribes versos con sabor a coco, porque tus manos son de miel, por el sendero que ellas me dibujan  llego a los pozos llenos de litros y  litros de lunas, que se secan, al llegar el verano.
Quiero creer que lo que estorba en mi camino no es más que naturaleza muerta, panales llenos de odio, pues la miel esta en tus manos.

Te escribo a ti, porque no me he dado el placer de conocerte,  porque a ti no te tengo miedo.  Puedo ver el sabor a vainilla en tu mirada, eres un coctel de sabores, llévame a tu mundo donde la libertad y el amor es desmesurado, donde los ‘’te amo’’ son como barquillos de helado, solo una hoja delgada.

Atardecer sabor a naranja, agridulce vas bien en un verano,  aún no se me quita el sabor de la boca, ese sabor que dejas después de besarme, lo añoro, no lo olvido. Las noches parecieran tramar algo, algo para que tú, atardecer, ya no regreses, para que ya no estés presente, para que olvidemos tu sabor.

- Yafté Gómez.


domingo, 5 de febrero de 2012

Te amo.


Te amo,
te amo de una manera inexplicable,
de una forma inconfesable,
de un modo contradictorio.

Te amo con mis estados de ánimo que son muchos,
y cambian de humor continuamente.
Por lo que ya sabes,
el tiempo, la vida y la muerte.

Te amo con el mundo que no entiendo,
con la gente que no comprende,
con la ambivalencia del alma,
con la incoherencia de mis actos,
con la fatalidad del destino,
con la conspiración del deseo,
on la ambigüedad de los hechos.

Aún cuando te digo que no te amo, te amo.
Hasta cuando te engaño,
no te engaño en el fondo,
llevo a cabo un plan para amarte mejor.
Pues, aunque no lo creas,
mi piel extraña enormemente la ausencia de tu piel.

Te amo sin reflexionar,
inconscientemente,
irresponsablemente,
espontáneamente,
involuntariamente,
por instinto,
por impulso,
irracionalmente.

En efecto no tengo argumentos lógicos,
ni siquiera improvisados para fundamentar este amor que siento por ti,
que surgió misteriosamente de la nada,
que no ha resuelto mágicamente nada,
y que milagrosamente, de a poco, con poco y nada,
has mejorado lo peor de mí aunque sea imposible de creer.

 Te amo,
te amo con un cuerpo que no piensa,
con un corazón que no razona,
con una cabeza que no coordina.
Te amo incomprensiblemente.

 Sin preguntarme, por qué te amo.
Sin importarme por qué te amo.
Sin cuestionarme por qué te amo.
Te amo sencillamente porque te amo,
ni yo mismo sé porqué lo hago.



Me falta inspiración


Me falta inspiración cuando no estás conmigo. Corrección, me falta todo cuando no siento tus manos junto a mí. Porque, ¿Cómo puedo pensar claramente?, Si me faltan esos ojos que hacen que todo se vuelva tan vivido y tan colorido.
¿Cómo me puedo concentrar?, Si faltan tus palabras de aliento. Es una condena estar lejos de ti, es una verdadera condena estar sin esos labios.

La única salida que me queda es cerrar mis ojos, cerrar mis ojos imaginando que a lo lejos el sabor de mi aliento te quede impregnado aun en tus labios, cierro mis ojos como la única escapatoria de este calabozo que me mantiene desolado, desmotivado, incrustado en un trance. Ese trance que me hace desear, que me amarra a la loca idea de que después de tanto sufrir por la ausencia de la mujer que mueve el planeta entero de tan solo sonreír, tú al igual que el viento volverás, y de una caricia harás que el tiempo se vuelva tan solo una cosa inexistente.
Pero sigo aquí, pensando en ti…

No me quedan opciones más que la desesperación de que los segundos sean cómplices míos y no de la agobiante soledad, aunque es un intento en vano, porque el recuerdo de el aire mezclándose entre la seda de tu cabello solo comprime mi corazón e insípidamente alarga cada minuto que paso sin ti.
Solo en este mar de nostalgia, en el cual toda el agua me refleja a ese café de tus ojos, que en la inmensidad de las estrellas no hay ningún brillo parecido al que deslumbra tu sonrisa, esperando que la luna pase pronto y que el sol vuelva a salir, para disfrutar el calor de tu amor.

No, no habrá más despedidas, no habrá más días en los cuales las hojas caigan lentamente, solo habrá un cielo infinito y colorido en el cual siempre quedará plasmado lo puro que es nuestro amor.
Pero por hoy, solo me queda soñar tus pasos regresando a mí, tus brazos apretando fuertemente mi espalda, mas para eso cuento cada movimiento a mi alrededor, todo concuerda perfectamente para tu regreso, y hasta el día que regreses, miro el cuadro perfecto, tu bello rostro, tu rostro tallado que siempre convierte todo lo que tiene a su cercanía en algo tan perfecto que no describiría ni en mil estrofas.
Ven pronto, que mi corazón cada vez late con menos intensidad. Ven pronto que tu ausencia me está aniquilando. Ven que los días no son lo mismo sin ti.

Mientras vuelves, solo esperaré, mirando a mi ventana,  diciéndole a la luna lo mucho que te extraño, para ver si ella te lo comunica a ti. Veo a mi ventana, para que la obscuridad se mezcle conmigo momentáneamente y al final disfrutar de tu inmensa luz. Pero hoy, me faltas tú. Me falta inspiración, para describirte un solo ‘’te extraño’’.

- Marco Galarza.


sábado, 4 de febrero de 2012

La verdad del Lobo

El siguiente poema no es mío, cabe decir que amo a los lobos y por ende no pude pasar este poema por alto.

La verdad del Lobo
¡Luna que no me temes!
Solitaria en la noche como yo te encuentras,
libre rotas a través de la Tierra
como yo lo hago en mi bosque perfumado.

Entre mi sueño profundo
se filtran como el éter tus pálidos reflejos.
Despierto asustado pues pienso que es de día.
Te veo nuevamente y te observo, ¡perfecta!

Luna que todo ves y todo observas.
No me dejes solo y triste en esta larga agonía.
Ya nadie se acerca, ya nadie me mima
sólo tu presencia me obsequia armonía.

Aúllo solo... imperceptible en la noche,
busco compañía en esta estepa fría.
Revuelvo bosques, penetro cavernas,
corro por llanuras, por llanuras vacías.
¡Pero el amor me hace burlas esquivas!

Llevo siglos recorriendo las noches
siempre solo, solo, solo,
siempre ajeno y estepario.
Sólo me conmueve la luz de tu blancura.

Luna, luna blanca...
eres tierna y afable compañía.
Aúllo excitado cada vez que te veo
pues sé que por tu parte nunca me has abandonado.

-Leonard "Wolf" Hernández.



A alguien.

Te encontré.
Te perdí.
Con palabras hirientes y dos hielos por cabeza,
sin miedos ni retóricas,
sólo palabras simples y gustos fáciles,
miradas que se perdían entre tus piernas,
que las devoraban.


Te perdí, lejos de mí,
escapando de los tristes momentos que te regalé,
siendo tú la promesa viva de mi estupidez,
de mi ofuscada lengua.


Te encontré siempre con palabras turbias,
recordando segundos incalculables y versados
en renglones mal cimentados, tiempo sin dejos,
sin lanzas ni estrellas.


Te fuiste, con desidia y sin coraje;
rea del odio y de caprichos mal pensados.


Te extraño, no por tu cuerpo sino por tu idea.






viernes, 3 de febrero de 2012

A ti




Oh, mujer, eres como un libro,
de cubierta tan bella, tan suave bajo las yemas de mis dedos,
de palabras que fluyen y engullen.
Eres tan simple y complicada a la vez.
De palabras dulces que me enredan, me atrapan y me hacen perderme en ellas.
De palabras simples, inicios simples,
de desarrollo complejo y único.
Y cómo todo buen libro, tiene un fin.
Un final trágico para una historia perfecta.

Oh, mujer, me has hecho un esclavo de tus besos,
esclavo de tus caricias,
prisionero de tus ojos,
amante de tus labios.

Mujer,
¿Qué piensas?
¿Qué hueles?
¿Qué miras?
No me canso de preguntarme.
Y bien,
¿Estás dispuesta a soportarme?

En tus ojos me pierdo,
en tus brazos me enredo,
busco tus labios, tu lengua.

Mujer,
a ti.

A tus ojos.
A tus manos.
A tus labios.
A tus besos.
A tus caricias.
A tus sonrisas.

A ti, mujer.

A ti.

- Alguien en algún lugar


Nunca será suficiente

Una noche cualquier camino por las calles entre el humo del cigarro, el brillo de las luces de faros intermitentes, de avisos de telemarketing atravesando el gentío y sus murmullos llenos de trivialidades. El cigarro pronto se apaga y como acto-reflejo se escurre entre mis dedos, tal como tú.

Y sin poder evitarlo te pienso, a cada momento, y mi mente teje infinidades de historias, de ideas, de imágenes mentales. Y sin poder evitarlo lo siento, lo deseo, y es como una flama quemando todo mi ser desde mi interior.

Cierro los ojos y respiro tu dulce aroma.
Cierro los ojos y escucho el suave tono de tu voz contra mi oído.
Cierro los ojos y siento la suave textura de tus labios contra los míos,
tan pronto los abro... Se desvanece.

Y sin poder evitarlo te amo, te deseo y te necesito.

Y sin poder evitarlo pienso en todo lo que haría contigo. Pienso en tus respuestas, en tus facciones, en tus movimientos corporales, en aquellas curvas que se balancean como péndulo ante mis ojos, hipnotizándome de igual manera. ¿Cómo decirte todo esto? Es complicado... tus ojos me verían de manera confusa, tu cuerpo diría rápidamente un rechazo total, lo sé.

Finalmente, habría un silencio sepulcral y todo lo dicho anteriormente se desvanecería en el aire. Diga tu novio lo que diga, diga tu amante o tus amigos lo que digan. No, estoy seguro que de entre toda esa borregada, yo fui el que te amó más y en cierto sentido, lo sigo haciendo.

Te amo.
Te amo de una forma particular, única y especial. No, no esa forma tan estrecha, limitada, materialista y puramente sexual con la que todos te han admirado. Te he amado de esta forma tan oscura, profunda y pasional... con la que un satanista adora todo aquello que le es especial.

Pero no lo has comprendido,
no lo has deseado,
no lo has asimilado,
no lo has aceptado,
así que digámonos mejor: ¡Adiós!

Escribiré en viejos libros y hojas un "te amo".
Un "te amo" sincero, un "te amo" en su forma más pura, más nunca será suficiente.
Escribiré tu nombre en los troncos de los árboles bajo una lluvia de hojas otoñales,
más nunca será suficiente.

Y sin poder evitarlo te amo,
te necesito,
te deseo,
te exijo,
te admito,
te recuerdo,
más nunca será suficiente.

- Alguien en algún lugar.



Azerate


Y yo aquí, pareciendo tan sereno y tan impasible, tan inmutable pero esa es solo la idea, por dentro hay grietas e inseguridades, dudas y culpas. ¿Seré un hipócrita, o sólo trato de protegerme a mí? ¿O es a ti, acaso? No lo sé. Sólo sé que no sé nada. Ni te sé tan mía. ¿O es sólo una idea primigenia? ¿O una fantasía? ¿O tal vez una duda? ¿O un sueño? ¿O una realidad? O... Y así empiezo, y así dudo, y así existo, y así soy. ¿O es que así me hicieron?

Y nada, todo se siente y ve diferente, ¿todo era así antes? El aire es pesado y cargado con angustia, con un vacío, con una ausencia, con una pesadez, con tu recuerdo. Y pronto mis pulmones dejan de respirar, como si lo hubiesen olvidado o les estuviese vetado, tal vez ambos, ¿o tal vez es sólo mi idea? ¿O tal vez una duda? ¿O un sueño? ¿O una fantasía?

O quizás todo esto es sólo una idea, un pensamiento, un sueño, una fantasía o una pesadilla y yo no me hallo aquí, ausente ni en silencio, sin culpa ni soledad. Tal vez no esté ni siquiera vivo, ¿y si sólo soy una ilusión muriendo bajo Azerate? El lugar donde las ilusiones mueren.
O quizás sólo soy el personaje de una novela torcida y pérfida, el clásico personaje frío pero lleno de dudas e indefenso en su interior, ¿y si mi creador sólo es un hombre loco deseoso de resquebrajarme? ¿O si sólo soy el reflejo de lo que él es en realidad?

Tergiverso mi realidad, o mi surrealidad, mi todo y mi idea. El silencio es pesado, el aire es frío, el lugar es fúnebre y oscuro y las palabras no están en el aire porque sobran y mueren. Salen y se desvanecen al contacto con el aire. Se vuelven frías, vanas y duras como una roca como si el aire fuera Medusa y ellas pobres incautas. Y pronto salgo de ese profundo sopor sólo para mover un poco mis articulaciones y extremidades, pero no tienen sentido.

Fuera el sol no brilla, el frío llena de vaho mi ventana, las aves no cantan y las voces se apagan, ¿O es esta sólo mi idea? ¿O una pesadilla? ¿O una realidad? ¿O mi sueño? ¿O una fantasía? Y al final trato de reparar todo, pero sin hallar las fuerzas para eso y termino deseando olvidarlo todo, quedarme tendido y ser absorbido, o desaparecer, ¿O es lo mismo? No lo sé. Pero ahí estoy, con la vista clavada en el techo, perforándolo como si este pudiese concebir una idea equlibrada para ambos, un bien por vuestro bien vuestro, ¿O por el mío? ¿O una simple falacia? ¿O una simple ilusión vana?

Y deseo que todo sea un sueño. Sí, tal vez lo es. Y pronto me levanto, mis pies descalzos absorben el frío del suelo como una fría y cruda bienvenida a la realidad. -Hola, realidad- Saludo con una falsa sonrisa y falsa esperanza. ¿Pero qué es lo que quiero acaso? ¿El bien tuyo? ¿El bien mío? ¿El bien de ambos? ¿Y en qué consiste este último, sabelotodo? Me regaño mentalmente, una reprimenda como a un niño de 4 años que ha hecho alguna travesura. ¿Y qué es lo que deseo? ¿Y qué es lo que deseas tú? ¿Y qué es lo que deseamos? ¿Y qué es lo que podemos hacer?

Y nada. El surrealismo es hermoso, es grande, es fuerte y embriagador, una barca en la cual subimos y nuestros sueños, pensamientos e ilusiones florecen, y crecen, y coexisten, y aman pero la realidad es un mar embravecido que desea devorar la barca a sus profundidades abismales. ¿O es sólo mi idea? ¿O una duda? ¿O un sueño? ¿O una pesadilla? Quizás sólo soy yo y todo es al revés. El mar es algo malo en mí y trata de derrocarlo todo, o sólo soy un desesperado y no sé que pensar, o que creer, o que hacer o qué decir, o que ser.

Todo da vueltas y pronto lo concibo, pronto lo entiendo y me desprendo de esas dulces manos que tratan de atenazarme y mantenerme ensimismado y soñando con seis mil veces un millón de escenarios diferentes donde todo pudo ser diferente, donde todo es diferente y todo es posible. Tú feliz, yo feliz, ambos felices, con la realidad de esclava ante el simple deseo... Y es tentador, más no puedo mantenerme clavado en esa lúgubre idea, pero hermosa.

Y pronto lo concibo, y lo entiendo, y lo acepto. Daría mis sueños por tu realidad, mi bienestar por el tuyo, mis pensamientos por tu sonrisa, mi sufrimiento por tu felicidad. Y el trato suena tan bien, suena tan justo, tan conmovedor, tan perfecto y en un solemne suspiro exhalo un -Sí- Un sí sincero, un sí honesto, un sí que pondrá fin a tu sufrimiento, a tu llanto, a tu dolor... Un sí tan tú. Me gusta decir tú, me gusta tu idea, me gusta tu pensar, me gusta tu expresión, me gusta tu felicidad, me gusta tu personalidad.

Y ya es hora de aceptar este vacío existencial causado por mi estupidez, por mi incapacidad. Mi incapacidad de darte lo que mereces, mi incapacidad de darte tu felicidad, mi incapacidad de mantenerte con una sonrisa en alto como mereces. Mi incapacidad de ser como tú.

Y eso conlleva a la siguiente idea, cruda pero honesta: Tu sufrimiento es causado por el dolor, el dolor es causado por la ilusión, tu ilusión es causada por tu amor y tu amor, aparentemente, soy yo.
Ouch, admitirlo no fue tan difícil, o quizás lo es pero soy terco y prefiero pensar que no lo es, o lo sé y finjo no saber, o ya no sé.

Y entonces me cuestiono el porqué soy como soy, el porqué no puedo darte lo mejor, el porqué soy, el porqué existo, el que soy para ti y que puedo ser para ti, y me cuestiono porque escribo estas líneas, las cuales giran, se retuercen y pierden su sentido, y la lógica ya no baila en este escrito, ¿Alguna vez lo hizo? Y entonces está decidido, cada nuevo paso está pensado y cada nueva acción deberá ser evaluada junto con su reacción.

Debo dejar de ser, para poder ver, y al poder ver, poder re-actuar tal cual programación, como una configuración. Y eso debe llevar a tu felicidad, a tu mejora, a tu sonrisa y tu brillante realidad y me pongo la venda alrededor de mis ojos para no ver lo torcido, mundano y pérfido que está mi alrededor, y sólo sonrío recordándote y recordando tu felicidad y todo lo que obtendrás.

Deseo gritar "¡No me ames! ¡Olvídame! ¡Odiáme!" y no puedo, el sonido es un gorgoteo, un murmullo muerto en mi garganta. Y no quiero, no quiero que me odies, no quiero que me olvides, no quiero que me dejes, no quiero que me dejes de querer de esa forma tan pura única y especial. Pero mi deseo es egoísta, es mundano, es bajo, es torcido, es inmaduro y no es tan puro, tan tú. Y me reprimo y regaño mentalmente, aceptando que es por tu realidad, por tu bienestar, por verte sonreír y verte mejor. Y lo acepto.

Y me desplomo. Y cierro mis ojos. Y me entrego a las frías garras del sopor y así termino, ¿O reinicio? ¿O esto nunca pasó y es un vistazo al pensamiento futuro? Y yo aquí, pareciendo tan sereno y tan impasible, tan inmutable pero esa es sola la idea, por dentro hay grietas e inseguridades, dudas y culpas. ¿Seré un hipócrita, o sólo trato de protegerme a mí? ¿O es a ti, acaso? No lo sé. Sólo sé que no sé nada. Pero te sé tan mía. ¿O esa es sola la idea primigenia? ¿O una fantasía? ¿Tal vez una duda? ¿O un sueño? ¿O una realidad? O... Y así empiezo, y así dudo, y así existo, y así soy. ¿O es que así me hicieron? Y aquí vamos de nuevo.


- Alguien en algún lugar / Daniel Cueva.


Salta.

Todo ha terminado. Todo inicio tiene un fin y este, querida mía, ha sido el nuestro. El tiempo avanza con una lentitud sobrenatural, mi cuerpo no me responde, sólo soy un esclavo de mis pensamientos. Y ahí voy, avanzando con eterna lentitud entre el gentío a mi alrededor, a empellones para abrirme paso. Los murmullos y quejas contra mí crecen y nuevos empujones son devueltos en mi contra, pero no me molestan. Sus palabras no entran en mis oídos ni en mi mente pues en esta sólo estás: Tú.

Tu imagen es imborrable, pronto me detengo y miro desconcertado a mi alrededor. El silencio que se apodera de aquel puente viejo como deseando que tenga un momento de paz.
-Grazie- susurro débilmente, como si el viento pudiese escucharme y, este a su vez, me responde con una suave ráfaga que agita mis ropas. Observo a mi alrededor aquel puente vacío, blanco como la nieve, de estructuras altas y sencillas. Miro abajo al vacío, a las aguas que corren tranquilamente a más de 20 metros de distancia.

Doy un paso al frente, mis dedos acarician el concreto del puente. Todo ha terminado. Todo inicio tiene un fin y este, querida mía, ha sido el nuestro. Trepo lentamente al puente y miro abajo de soslayo, el miedo me invade. ¿No brincar sería considerado valentía o cobardía? La saliva se desliza por mi cuello con dificultad, tratando de deshacer los nudos de mi garganta. Nunca quise que terminara así, ¿dudaste de cuanto te amaba? ¿Qué fue lo que pasó entre nosotros? Un día, simplemente de la noche a la mañana, todo cambió. Y mi mejor amigo, en cierto aspecto sigue ahí... ustedes dos... juntos. ¿Era en serio? Deseaba que sólo fuese una broma, una broma cruel.

Cerré mis ojos una vez más, causando que una lágrima se desprenda de mi ojo derecho, el viento volvió a soplar con más fuerza esta vez, dando un suave empujón que me obligaba a dar un paso para evitar perder el equilibrio. Unos guijarros se separaron de la estructura y los observé en su caída libre hasta el agua. ¿Esto era el final, acaso? Miré a mi alrededor, ni una sola alma, ni un solo auto... Nadie para detenerme.

Cierro los ojos y el viento vuelve a soplar, tomo una bocanada de aire y te respiro... tu esencia entra por mis fosas nasales y te recuerdo. El viento vuelve a soplar rozando mis oídos con un suave susurro: "Hazlo", me ordena. Mi mente es nuevamente ocupada por tu recuerdo; tu doloroso recuerdo.

Entonces es aquí donde termina. Nunca quise que terminara así, pero quizás seas más feliz con Fulano o mengano, ¿por qué yo, al final? El viento vuelve a soplar una vez más, extiendo mis brazos para abrirme en una cruz, mies pies giran 180° antes de la caída final. El momento me recuerda a aquella canción de Rammstein, su coro, Spring. Sí, Till, sí, gran momento para recordar aquel coro, una banda sonora para un suicidio.

Saltaré,
saltaré hacia la luz.
Saltaré,
no te decepcionaré.
Saltaré,
saltaré por ti.
Saltaré,
saltaré para redimirme.
Salto... Y grito.

Caigo en caída libre, siento el vértigo, el pánico me recorre y me hace lamentarme de mi impulsiva decisión, pero tu recuerdo me tranquiliza. Quizás sea lo mejor.
Mi cuerpo golpea el aguan con un sonido sordo y lentamente me hundo.

Me hundo, el aire poco a poco abandona mis pulmones y nada importa ya, pronto mi mirada se opaca y se oscurece... te pienso, te amo... y existo, por unos segundos más, antes de desaparecer.

- Alguien en algún lugar.


Héme aquí.

Y héme aquí, sentado con mi vista clavada en los blancos azulejos del suelo, escuchando el zapateo de los demás al ir y venir en aquella pequeña y reducida habitación. Mis ojos se desvían al féretro de un color gris metálicos, nuevo y reluciente. Mi mirada se centra en sus acabados de "La Última Cena" de Leonardo DaVinci, situados a lo largo del féretro mientras 4 ángeles vigilan y rezan en las esquinas del mismo.
Te habías ido, te habías marchado.

Héme aquí, sentado y llorando como un niño. Las palabras suben pero rápidamente mueren en mi garganta, son sólo un susurro que se escapa de mis labios, escapándose en el viento y perdiéndose para siempre. Entonces cierro los ojos, escapo a mi mundo y te siento... tu mano cálida sobre la mía y un apretón por parte de esta. Todo es tan real, alzo mi mirada y te observo tan radiante como nunca antes.
Y en ese momento te desvaneces... la calidez desaparece, tu apretón, tu contacto. Abro los ojos.

Y héme aquí, sentado y llorando como un niño. Sólo rodeado del gimoteo de las personas quienes lloran y murmuran oraciones en silencio por ti, el fallecido. Mi cuerpo está entrecortado, la respiración es pausada y sólo deseo escapar de la realidad, los vuelvo a cerrar... pero no te veo, frunzo el ceño, me esfuerzo por hacerte aparecer en algún punto en mi mente, sin éxito.
Te habías ido, te habías marchado.

Y héme aquí, poniéndome lentamente de pie, acercándome al féretro para verte una vez más. Mi respiración aumenta, mis manos temblorosas se sostienen del féretro y te observo una vez más. Mi mirada se desliza por tu impecable guayabera blanca, perfectamente planchada y almidonada, que llevas puesta. Después pasa a tus manos que descansan sobre tu vientre, las manos de un color blanco con combinaciones púrpuras, signo de una lenta putrefacción que se va dando, o quizás de algún último golpe que te has llevado. Mi mirada pasa nuevamente a tu rostro maquillado y sereno. Una lágrima corre por mis mejillas seguida de otra, y otra, y otra más... comienzo a temblar, mis ojos se pierden en tu rostro, tu iluminado rostro, trazan con delicadeza cada una de tus arrugas.

Y héme aquí, observándote como un crío asustado, las palabras se agolpan en mi garganta pero no hay nada más que decir, el dolor aprisiona mi pecho y lo estruja, y me lamento por todo el tiempo que pudimos pasar juntos y, por estupidez mía, no lo hicimos.

Lloro, y te observo.
Lloro, y te recuerdo.
Lloro, y te necesito.

Héme aquí, refugiado en la calidez y oscuridad de la sala horas después de nuestro último episodio.
Héme aquí, escribiéndote estas líneas que quizás queden en el olvido en un tiempo.
Héme aquí, recordándote.
Héme aquí, llorando tu pérdida.
Héme aquí, queriéndote como nunca jamás lo he hecho.

Y mañana me tendrás ahí, para dar el último adiós,
para ver tu cremación,
para estar contigo una vez más como jamás lo hice antes.
Héme aquí.

Héme aquí, sufriendo por ti en silencio.
Y mis labios se parten para decirlo una vez más, para decirlo cuantas veces sea necesario: "Te quiero".
Y ahora es tiempo de marchar, de seguir adelante pero me es imposible por ahora.
Dónde quiera que estés espero alcances la paz que tanto mereces.
Dónde quiera que estés espero que sepas que te haré sentir orgulloso.

Héme aquí, en el camino otra vez.
Héme aquí, tomando la vida de nuevo.
Héme aquí, dando la vuelta a la página.

Héme aquí... Te amo, abuelo.

Para: Ramíro Cueva Sánchez.

Requiescat In Pace.
03 de Octubre del 2011.
08:07 am.

- Alguien en algún lugar.

Yo soy el que soy

Yo soy el que soy


Yo soy el que soy, ¿Cómo explicaré? Soy un desperdicio de creatividad e imaginación, cuando las tengo. Un ser cambiando /o tratando/ poco a poco o considerablemente la vida de muchos, de forma positiva para aquellos especiales para mi ser y de forma negativa contra los opresores de mi magnificiencia, aunque admitiendo que muchas veces el cambio es de manera inconsciente, todas mis acciones repercuten.

Soy un cúmulo de vagas dudas, mundanas e insignificantes verdades. Pero al mismo tiempo soy un observador, analítico, crítico y curioso hasta la médula, examinando expectante cada movimiento y micro-expresión causada por la gente a mi alrededor, escudriñando eternamente hasta el interior de sus almas, escudriñando para obtener sus temores, sus miedos y dudas. Siempre curioso antes el sentir de los demás.

Soy el reflejo de muchas conductas y/o corrientes filosóficas, toda una gama de ellas y de ideologías que se han ido formando en cada paso que doy, por más pequeño e insignificante que sea, cada experiencia nueva se mezcla con las anteriores para crear un ser lleno de experiencia, las cuales recibo gustoso y devoro con expectación, para enriquecerme en todos los sentidos.


Soy el que soy, soy la nada, soy el todo, soy una idea, soy una realidad propia que es irremplazable, única e intransferible, jamás hubo alguno como yo y jamás lo habrá nuevamente puesto que yo soy el que soy. Soy un costal viviente de carne lleno de huesos, vísceras amarradas fuertemente a este insignificante cuerpo.
Soy un ente envuelto en este pedazo de carne que esconde lo que realmente soy, como sucede con todos. Este pedazo de carne estereotipado que oculta una verdadera forma de ser, una forma de actuar, un espíritu que desea libertad en su forma más pura.

Soy el reflejo de muchas conductas. Soy una adaptación, una imitación de todo lo que veo. Soy un desorden, quizás, no estoy seguro. ¿Ven por qué les digo que soy un ser lleno de dudas? Soy un creador de ideas y al mismo tiempo, un asesino de ellas si no me satisfacen. Soy mortal pero al final de mi periodo seré alguien eterno hasta que se demuestre lo contrario. Soy quien busca el verdadero significado de la vida propia.
Egoísta, hasta cierto punto egocéntrico y narcisista por naturaleza.

Siempre correcto, ¿o siempre equivocado? ¿Será que rara vez lleno de razón? ¿O soy acaso alguien siempre correcto con la verdad en mi ser? Verdades, verdades. No, no hay verdades. Sólo verdades relativas, las verdades absolutas no existen. ¿Esto me demostrará como un ser correcto o sólo probará que soy un ser dudoso?

Soy un ser hundido e incomprendido porque pareciera que nadie me entendiera más sin embargo yo comprendo a todos y cada uno de los habitantes de este mundo, ¿sino porqué sería tan observador? Entiendo cada acción, cada reacción, cada razón, cada sentir como si fuesen propios, ¿por qué? Porque carezco de ellos. ¿Será acaso que los quiero como míos? ¿O simplemente soy alguien /casi/ perfecto y más allá de comprensión? ¿Algo nuevo? Lo dudo, ¿Ven por qué se me dice narcisista?

Soy el ocupante de un espacio que, como dijo Newton (¿o tal vez Heisenberg?): "No puedo ocupar el espacio de otro al mismo tiempo y viceversa". Haciéndome esta característica, tal vez, un ser único dentro de lo que cabe. Estúpido por no canalizar mi creatividad como debería y en vez de eso, desperdiciarla de forma incorrecta. Consciente de mi existencia y de los demás, siempre al acecho de nuevas existencias de las cuales valerme para crecer, aprender, y superar si me es posible.

Soy alguien en algún lugar, soy todo para muchos y nada para otros, ¿estaré acaso ocupando el lugar de otro? ¿O alguien más ocupa mi lugar y yo estoy en el lugar equivocado? Dudas, dudas y preguntas se formulan con rapidez y se unen en una espiral en mi mente, una espiran sin control y, quizás de destrucción. Soy el que, como ya han visto, reflexiona hasta alcanzar la paranoia.

Soy una masa. Un cuerpo formado por quarks y leptones, unidos en una danza espiral para formar protones y neutrones, quienes al mezclarse de mil y un maneras constituyen este ser: Yo. Un ser lleno de dudas, lleno de preguntas; un ser extraño e incomprendido, un ser cuestionador y cuestionado; un ser que es víctima y victimario, un ser realista, lógico y existencialista.

Soy todo esto, todo este embrollo pero al mismo tiempo soy un pequeño punto en el espacio; una pequeñísima parte del Universo.


En palabras más reducidas: Yo soy el que soy.


- Alguien en algún lugar.