Y yo aquí, pareciendo tan sereno y tan impasible, tan inmutable pero esa es solo la idea, por dentro hay grietas e inseguridades, dudas y culpas. ¿Seré un hipócrita, o sólo trato de protegerme a mí? ¿O es a ti, acaso? No lo sé. Sólo sé que no sé nada. Ni te sé tan mía. ¿O es sólo una idea primigenia? ¿O una fantasía? ¿O tal vez una duda? ¿O un sueño? ¿O una realidad? O... Y así empiezo, y así dudo, y así existo, y así soy. ¿O es que así me hicieron?
Y nada, todo se siente y ve diferente, ¿todo era así antes? El aire es pesado y cargado con angustia, con un vacío, con una ausencia, con una pesadez, con tu recuerdo. Y pronto mis pulmones dejan de respirar, como si lo hubiesen olvidado o les estuviese vetado, tal vez ambos, ¿o tal vez es sólo mi idea? ¿O tal vez una duda? ¿O un sueño? ¿O una fantasía?
O quizás todo esto es sólo una idea, un pensamiento, un sueño, una fantasía o una pesadilla y yo no me hallo aquí, ausente ni en silencio, sin culpa ni soledad. Tal vez no esté ni siquiera vivo, ¿y si sólo soy una ilusión muriendo bajo
Azerate? El lugar donde las ilusiones mueren.
O quizás sólo soy el personaje de una novela torcida y pérfida, el clásico personaje frío pero lleno de dudas e indefenso en su interior, ¿y si mi creador sólo es un hombre loco deseoso de resquebrajarme? ¿O si sólo soy el reflejo de lo que él es en realidad?
Tergiverso mi realidad, o mi surrealidad, mi todo y mi idea. El silencio es pesado, el aire es frío, el lugar es fúnebre y oscuro y las palabras no están en el aire porque sobran y mueren. Salen y se desvanecen al contacto con el aire. Se vuelven frías, vanas y duras como una roca como si el aire fuera Medusa y ellas pobres incautas. Y pronto salgo de ese profundo sopor sólo para mover un poco mis articulaciones y extremidades, pero no tienen sentido.
Fuera el sol no brilla, el frío llena de vaho mi ventana, las aves no cantan y las voces se apagan, ¿O es esta sólo mi idea? ¿O una pesadilla? ¿O una realidad? ¿O mi sueño? ¿O una fantasía? Y al final trato de reparar todo, pero sin hallar las fuerzas para eso y termino deseando olvidarlo todo, quedarme tendido y ser absorbido, o desaparecer, ¿O es lo mismo? No lo sé. Pero ahí estoy, con la vista clavada en el techo, perforándolo como si este pudiese concebir una idea equlibrada para ambos, un bien por vuestro bien vuestro, ¿O por el mío? ¿O una simple falacia? ¿O una simple ilusión vana?
Y deseo que todo sea un sueño. Sí, tal vez lo es. Y pronto me levanto, mis pies descalzos absorben el frío del suelo como una fría y cruda bienvenida a la realidad. -Hola, realidad- Saludo con una falsa sonrisa y falsa esperanza. ¿Pero qué es lo que quiero acaso? ¿El bien tuyo? ¿El bien mío? ¿El bien de ambos? ¿Y en qué consiste este último, sabelotodo? Me regaño mentalmente, una reprimenda como a un niño de 4 años que ha hecho alguna travesura. ¿Y qué es lo que deseo? ¿Y qué es lo que deseas tú? ¿Y qué es lo que deseamos? ¿Y qué es lo que podemos hacer?
Y nada. El surrealismo es hermoso, es grande, es fuerte y embriagador, una barca en la cual subimos y nuestros sueños, pensamientos e ilusiones florecen, y crecen, y coexisten, y aman pero la realidad es un mar embravecido que desea devorar la barca a sus profundidades abismales. ¿O es sólo mi idea? ¿O una duda? ¿O un sueño? ¿O una pesadilla? Quizás sólo soy yo y todo es al revés. El mar es algo malo en mí y trata de derrocarlo todo, o sólo soy un desesperado y no sé que pensar, o que creer, o que hacer o qué decir, o que ser.
Todo da vueltas y pronto lo concibo, pronto lo entiendo y me desprendo de esas dulces manos que tratan de atenazarme y mantenerme ensimismado y soñando con seis mil veces un millón de escenarios diferentes donde todo pudo ser diferente, donde todo es diferente y todo es posible. Tú feliz, yo feliz, ambos felices, con la realidad de esclava ante el simple deseo... Y es tentador, más no puedo mantenerme clavado en esa lúgubre idea, pero hermosa.
Y pronto lo concibo, y lo entiendo, y lo acepto. Daría mis sueños por tu realidad, mi bienestar por el tuyo, mis pensamientos por tu sonrisa, mi sufrimiento por tu felicidad. Y el trato suena tan bien, suena tan justo, tan conmovedor, tan perfecto y en un solemne suspiro exhalo un -Sí- Un sí sincero, un sí honesto, un sí que pondrá fin a tu sufrimiento, a tu llanto, a tu dolor... Un sí tan tú. Me gusta decir tú, me gusta tu idea, me gusta tu pensar, me gusta tu expresión, me gusta tu felicidad, me gusta tu personalidad.
Y ya es hora de aceptar este vacío existencial causado por mi estupidez, por mi incapacidad. Mi incapacidad de darte lo que mereces, mi incapacidad de darte tu felicidad, mi incapacidad de mantenerte con una sonrisa en alto como mereces. Mi incapacidad de ser como tú.
Y eso conlleva a la siguiente idea, cruda pero honesta: Tu sufrimiento es causado por el dolor, el dolor es causado por la ilusión, tu ilusión es causada por tu amor y tu amor, aparentemente, soy yo.
Ouch, admitirlo no fue tan difícil, o quizás lo es pero soy terco y prefiero pensar que no lo es, o lo sé y finjo no saber, o ya no sé.
Y entonces me cuestiono el porqué soy como soy, el porqué no puedo darte lo mejor, el porqué soy, el porqué existo, el que soy para ti y que puedo ser para ti, y me cuestiono porque escribo estas líneas, las cuales giran, se retuercen y pierden su sentido, y la lógica ya no baila en este escrito, ¿Alguna vez lo hizo? Y entonces está decidido, cada nuevo paso está pensado y cada nueva acción deberá ser evaluada junto con su reacción.
Debo dejar de ser, para poder ver, y al poder ver, poder re-actuar tal cual programación, como una configuración. Y eso debe llevar a tu felicidad, a tu mejora, a tu sonrisa y tu brillante realidad y me pongo la venda alrededor de mis ojos para no ver lo torcido, mundano y pérfido que está mi alrededor, y sólo sonrío recordándote y recordando tu felicidad y todo lo que obtendrás.
Deseo gritar "¡No me ames! ¡Olvídame! ¡Odiáme!" y no puedo, el sonido es un gorgoteo, un murmullo muerto en mi garganta. Y no quiero, no quiero que me odies, no quiero que me olvides, no quiero que me dejes, no quiero que me dejes de querer de esa forma tan pura única y especial. Pero mi deseo es egoísta, es mundano, es bajo, es torcido, es inmaduro y no es tan puro, tan tú. Y me reprimo y regaño mentalmente, aceptando que es por tu realidad, por tu bienestar, por verte sonreír y verte mejor. Y lo acepto.
Y me desplomo. Y cierro mis ojos. Y me entrego a las frías garras del sopor y así termino, ¿O reinicio? ¿O esto nunca pasó y es un vistazo al pensamiento futuro? Y yo aquí, pareciendo tan sereno y tan impasible, tan inmutable pero esa es sola la idea, por dentro hay grietas e inseguridades, dudas y culpas. ¿Seré un hipócrita, o sólo trato de protegerme a mí? ¿O es a ti, acaso? No lo sé. Sólo sé que no sé nada. Pero te sé tan mía. ¿O esa es sola la idea primigenia? ¿O una fantasía? ¿Tal vez una duda? ¿O un sueño? ¿O una realidad? O... Y así empiezo, y así dudo, y así existo, y así soy. ¿O es que así me hicieron? Y aquí vamos de nuevo.
- Alguien en algún lugar / Daniel Cueva.