domingo, 5 de febrero de 2012
Te amo.
Te amo,
te amo de una manera inexplicable,
de una forma inconfesable,
de un modo contradictorio.
Te amo con mis estados de ánimo que son muchos,
y cambian de humor continuamente.
Por lo que ya sabes,
el tiempo, la vida y la muerte.
Te amo con el mundo que no entiendo,
con la gente que no comprende,
con la ambivalencia del alma,
con la incoherencia de mis actos,
con la fatalidad del destino,
con la conspiración del deseo,
on la ambigüedad de los hechos.
Aún cuando te digo que no te amo, te amo.
Hasta cuando te engaño,
no te engaño en el fondo,
llevo a cabo un plan para amarte mejor.
Pues, aunque no lo creas,
mi piel extraña enormemente la ausencia de tu piel.
Te amo sin reflexionar,
inconscientemente,
irresponsablemente,
espontáneamente,
involuntariamente,
por instinto,
por impulso,
irracionalmente.
En efecto no tengo argumentos lógicos,
ni siquiera improvisados para fundamentar este amor que siento por ti,
que surgió misteriosamente de la nada,
que no ha resuelto mágicamente nada,
y que milagrosamente, de a poco, con poco y nada,
has mejorado lo peor de mí aunque sea imposible de creer.
Te amo,
te amo con un cuerpo que no piensa,
con un corazón que no razona,
con una cabeza que no coordina.
Te amo incomprensiblemente.
Sin preguntarme, por qué te amo.
Sin importarme por qué te amo.
Sin cuestionarme por qué te amo.
Te amo sencillamente porque te amo,
ni yo mismo sé porqué lo hago.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario